Sebastian Korda está firmando un final de temporada que vuelve a esperanzar al mundo del tenis. Comenzó el año como la clara revelación del 2023, pero una lesión de muñeca frenó en seco su progresión y le obligó a parar durante varios meses. Su vuelta al más alto nivel fue increíblemente complicada.

Un vistazo a la limpieza y fluidez de su tenis y mucha gente comprobará que en Sebastian Korda hay materia prima para pensar a lo grande. Su evolución y crecimiento en el circuito ATP siempre se dio con pasos lentos pero firmes, cociendo a fuego lento su madurez dentro de la pista, atemperando algunos impulsos de tenis hiperagresivo que se achacaban a su juventud. Cuando parecía que todas las piezas del puzzle hacían click, cuando sus resultados empezaban a hablar más que su potencial y su background como hijo de gran tenista, llegó el enemigo número uno de los tenistas: las lesiones. En concreto, una en la muñeca que le hizo volver a empezar de cero. A sus 23 años, Korda ha necesitado mucho tiempo para volver a sentir la pelota como en aquel gran Open de Australia… pero el ATP Shanghái 2023 está confirmándose como su resurrección particular.

Tras imponerse a Ben Shelton y sumar su tercera semifinal en cuatro torneos (Winston-Salem, Astaná y ahora Shanghái), el hijo de Petr Korda no tuvo ningún problema en hablar con franqueza, en rueda de prensa, sobre lo que aquella lesión supuso para él. No solo fueron problemáticos los tres meses sin pisar una cancha de tenis; también los meses posteriores de readaptación al ritmo competitivo. «Mi lesión comenzó, en realidad, a finales del año pasado, probablemente en torno a esta época. Estaba luchando contra la muñeca, en algunos tramos parecía estar bien, pero más tarde se fue haciendo cada vez peor, sobre todo durante el tramo de entrenamientos previo al Open de Australia.

Jugué en Adelaida, estuvo bien. Cuando empecé a jugar partidos al mejor de cinco sets, muchos partidos frente a grandes sacadores que sobre todo buscaban mi derecha, empezó a dolerme mucho. Desde entonces ha sido un camino arduo y muy largo. Estuve fuera durante tres meses: básicamente tuve que aprender de nuevo todo lo que hacía antes, sobre todo a nivel de muñeca. En cada entrenamiento, cada vez que golpeaba una derecha, prácticamente rezaba para que ya no me doliese la muñeca… y no paraba de dolerme. A día de hoy todavía tengo algunos problemas de forma ocasional. Como puedes ver con la derecha que fallé en el tiebreak, todavía no tengo todas las repeticiones que me gustaría con la derecha, con el resto de derecha, con la volea de derecha. Es algo que volverá conforme juegue más partidos, más entrenamientos, y espero que vuelva a la normalidad pronto», afirmaba el norteamericano.

Es difícil afirmar que existe solo una clave para darle la vuelta a esta situación. Para Korda, eso sí, la paciencia y el seguir creyendo en sí mismo fueron fundamentales de cara a volver a obtener resultados como el de Shanghái. «Me perdí tres meses de circuito, pero también te diría que perdí otros cuatro meses mientras me volvía a adaptar a todo, mientras aprendía de nuevo cómo se hacía todo. Este año he perdido muchísimo tiempo debido a la lesión, fue horrible, sí, pero ahora mismo vuelvo a confiar en mí, a jugar a un gran nivel de tenis de nuevo, y confío en que los resultados me vuelvan a acompañar».

LA PRESIÓN FAMILIAR, INEXISTENTE

A día de hoy, la figura de Petr Korda, su padre y ganador de un Grand Slam, sigue siendo una parte vital del entorno de Seb. Las ventajas, según el estadounidense, superan claramente a las desventajas de tener a una figura paterna como él: «Una de las mejores cosas que te da tener un padre como él es que te ayuda a entender cómo comportarte en determinados momentos. Me han enseñado a creer siempre en mí, en ir a por todas, no importa en qué situación. ¿Presión? Ninguna. Al fin y al cabo, todos hacemos lo que amamos. Amo jugar al tenis, amo este deporte, si no estoy jugando me paso todo el día viendo tenis, y con mis hermanas pasa lo mismo (ambas son jugadoras de golf), están haciendo lo que aman. No creo que haya presión, aunque, como es obvio, me encantaría superar a mi padre. Mi mayor objetivo en este deporte es ganar dos Grand Slams, uno más que mi padre».

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